Suecia acoge el
primer colegio en el que los alumnos no se organizan en grupos y pueden
estudiar en cualquier parte del campus y a su ritmo
El actual modelo de enseñanza organizada en aulas
en las que se agrupan alumnos distribuidos en distintos
niveles fue instaurado
durante la Edad Media, imitando la disposición de los fieles y sacerdotes en
las iglesias.
Este sistema organizativo apenas ha variado desde entonces.
Ahora, según leemos en «Yorokobu »,
blog ganador del Premio Especial del Jurado de los Premios Bitácoras
2011, una
empresa que opera una treintena de escuelas en Suecia amenaza con revolucionar
completamente
este modelo.
Los centros docentes de Vittra no son
colegios al uso. Esta red de escuelas considera que el modelo
educativo debe
cambiar por completo, por lo que han propuesto
acabar con las aulas . Su objetivo es
fomentar la creatividad
de los alumnos y alegan que cualquier lugar del recinto educativo es bueno para
aprender.
Los alumnos de estos centros no se rigen por los
mismos principios que el sistema educativo convencional, ni
se organizan en
torno a las asignaturas y lecciones de toda la vida. Su filosofía apuesta por
el uso intensivo de
la tecnología, la educación bilingüe y un aprendizaje
basado en la experiencia y en un sistema educativo capaz
de recrear entornos de
aprendizajes basados en la vida real.
El máximo exponente de este estilo de
enseñanza es Telefonplan, una escuela sin aulas que abrió sus puertas el
pasado
agosto en Estocolmo. Su diseño corrió a cargo del estudio de arquitecturaRosan Bosch y
pretende
que el colegio sea una herramienta pedagógica más.
Así, en lugar de aulas, los alumnos disponen de
multitud de espacios en los que estudiar «a su aire» con sus
ordenadores
portátiles. Un enorme iceberg que sirve como pantalla de cine, abundantes zonas
comunes en las
que poder aprender y relacionarse o un espacio con pequeñas
casetas al descubierto, pensadas para los
trabajos en grupo, son algunas de las
innovaciones que plantea esta peculiar escuela.
Se trata de unas instalaciones casi futuristas que
recuerdan más a las zonas comunes de las oficinas que
empresas como Google que
a las escuelas tradicionales. Ahora solo falta saber si, como en el caso del
gigante
de internet, los resultados son completamente satisfactorios.
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